¿Existe un Detrimento Patrimonial y Ambiental relacionado al Arbolado Urbano en Bogotá?
La situación de la condición actual del arbolado urbano de Bogotá es el resultado de inadecuadas políticas, la falta de mecanismos convenientes de control ambiental por parte de las respectivas entidades relacionas así como la indiferencia y/o desconocimiento de varias administraciones distritales
Octubre 06, 2015
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Pese a una falta de pedagogía y conocimiento frente al manejo del Arbolado Urbano en la ciudad, es totalmente clara la ineficiencia administrativa en términos de planificación, administración, gestión, control, monitoreo e investigación. Prueba de ello es la desarticulación y descentralización que existe en el modelo actual de manejo de la cobertura arbórea en la ciudad, las cuales crean escenarios donde lo que menos importa es la condición del mismo arbolado.
Según el Censo del Arbolado Urbano emitido en 2007 por el Jardín botánico de Bogotá, la ciudad cuenta con más de un millón cien mil árboles en espacio público. Las actividades de mantenimiento relacionadas a esta masa arbórea están distribuidas entre diferentes entidades públicas y empresas privadas, las cuales tienen un respectivo presupuesto para las actividades y funciones encargadas. Este presupuesto puede llegar a más de 15 mil millones anuales (US$ 5 millones) entre las diferentes organizaciones incluyendo labores de arborización, poda, remoción de árboles, entre otras. Sin embargo, este costo, el cual pagamos los ciudadanos, es relativamente alto y más grave aún es pensar que con tan inmensa inversión, la condición del arbolado no se encuentre en las mejores condiciones.
Más allá de las inconsistencias técnicas, administrativas y operativas del modelo de manejo del Arbolado Urbano, la evaluación de la variable económica es muy importante. En este contexto, algunas dudas me surgen al comparar económicamente los presupuestos de algunas ciudades con la capital colombiana. Nueva York, por ejemplo, maneja un presupuesto anual de 1,6 millón de dólares (4.800 millones de $COL) para el mantenimiento de 600.000 árboles y San Francisco, un presupuesto de 1,8 millones de dólares (5.400 millones de $COL) para 700.000 árboles. Teniendo en cuenta estos datos podríamos decir que para mantener 1,14 millones de árboles, que tenemos aproximadamente en Bogotá, se necesitarían alrededor de 3 millones de dólares (9 mil millones de $COL). Entonces porque estamos pagando cifras astronómicas en mantenimientos que no están dando los resultados adecuados?. La respuesta sencillamente se puede traducir en esa ineficacia administrativa que mencione al comienzo; Mientras en estas ciudades norteamericanas, el manejo arbóreo se hace de forma lógica y coherente, basándose en el respectivo censo arbóreo para la respectiva planificación y dejando la toma de decisiones a expertos en arbolado, en Bogotá, se hace con base en solicitudes de la ciudadanía, afán de ejecución de presupuestos, personal inexperto y muchos otros factores totalmente anti-técnicos.
Factores como los mencionados anteriormente han llevado a que el arbolado urbano se encuentre sobre-intervenido en la ciudad; además no hay mecanismos de control adecuados sobre las empresas que ejecutan actividades de arboricultura. Un claro ejemplo de ello se puede observar al hacer la comparación de los niveles de mantenimiento arbóreo con respecto al ciclo de mantenimiento (periodo en años de las intervenciones individuales que debe tener un árbol en la ciudad) en las 3 ciudades. En Nueva York se tiene en promedio en el ciclo de mantenimiento de alrededor de los 7 años y en San Francisco de 5 años; En Bogotá, por el contrario, se está muy por encima del ciclo recomendado (3 años) con un promedio de 1 año (ver Figura 1).
Según el Censo del Arbolado Urbano emitido en 2007 por el Jardín botánico de Bogotá, la ciudad cuenta con más de un millón cien mil árboles en espacio público. Las actividades de mantenimiento relacionadas a esta masa arbórea están distribuidas entre diferentes entidades públicas y empresas privadas, las cuales tienen un respectivo presupuesto para las actividades y funciones encargadas. Este presupuesto puede llegar a más de 15 mil millones anuales (US$ 5 millones) entre las diferentes organizaciones incluyendo labores de arborización, poda, remoción de árboles, entre otras. Sin embargo, este costo, el cual pagamos los ciudadanos, es relativamente alto y más grave aún es pensar que con tan inmensa inversión, la condición del arbolado no se encuentre en las mejores condiciones.
Más allá de las inconsistencias técnicas, administrativas y operativas del modelo de manejo del Arbolado Urbano, la evaluación de la variable económica es muy importante. En este contexto, algunas dudas me surgen al comparar económicamente los presupuestos de algunas ciudades con la capital colombiana. Nueva York, por ejemplo, maneja un presupuesto anual de 1,6 millón de dólares (4.800 millones de $COL) para el mantenimiento de 600.000 árboles y San Francisco, un presupuesto de 1,8 millones de dólares (5.400 millones de $COL) para 700.000 árboles. Teniendo en cuenta estos datos podríamos decir que para mantener 1,14 millones de árboles, que tenemos aproximadamente en Bogotá, se necesitarían alrededor de 3 millones de dólares (9 mil millones de $COL). Entonces porque estamos pagando cifras astronómicas en mantenimientos que no están dando los resultados adecuados?. La respuesta sencillamente se puede traducir en esa ineficacia administrativa que mencione al comienzo; Mientras en estas ciudades norteamericanas, el manejo arbóreo se hace de forma lógica y coherente, basándose en el respectivo censo arbóreo para la respectiva planificación y dejando la toma de decisiones a expertos en arbolado, en Bogotá, se hace con base en solicitudes de la ciudadanía, afán de ejecución de presupuestos, personal inexperto y muchos otros factores totalmente anti-técnicos.
Factores como los mencionados anteriormente han llevado a que el arbolado urbano se encuentre sobre-intervenido en la ciudad; además no hay mecanismos de control adecuados sobre las empresas que ejecutan actividades de arboricultura. Un claro ejemplo de ello se puede observar al hacer la comparación de los niveles de mantenimiento arbóreo con respecto al ciclo de mantenimiento (periodo en años de las intervenciones individuales que debe tener un árbol en la ciudad) en las 3 ciudades. En Nueva York se tiene en promedio en el ciclo de mantenimiento de alrededor de los 7 años y en San Francisco de 5 años; En Bogotá, por el contrario, se está muy por encima del ciclo recomendado (3 años) con un promedio de 1 año (ver Figura 1).
Esta situación reduce tanto la condición arbórea como la calidad y cantidad de servicios ambientales generados por la misma cobertura arbórea. Según un estudio realizado en el 2015, el modelo de manejo actual no es solamente económicamente costoso para la ciudad asi como técnicamente inadecuado sino desbalanceado e inequitativo en cuanto a la generación y distribución de los diferentes servicios ambientales para la población; Esa investigación no solo demostró que la condición de los arboles estaba relacionada a las diferentes condiciones socioeconómicas de la ciudad, siendo mayor y mejor en los estratos altos, sino que la intervención arbórea también está ligada a estos patrones, algo totalmente inconveniente para el desarrollo sostenible de la ciudad. Lo anterior resalta las imperfecciones del manejo del arbolado urbano debido a que no se está cumpliendo las nociones de Justicia Ambiental que este tipo de recursos deben tener, ya que el mantenimiento está siendo concentrado a un segmento menor de la población, presentando una entrega de servicios ambientales que no está garantizando la misma cantidad de beneficios a través de los ciudadanos.
A la pregunta, si existe un detrimento patrimonial y ambiental en Bogotá con respecto al Arbolado Urbano, la respuesta es muy clara: SI. Y la situación es más grave aun cuando cuantificamos la pérdida económica que estamos percibiendo con respecto a los beneficios ambientales. Para conceptualizar, el ejemplo de la ciudad de San Francisco nos puede ayudar: es estimado anualmente en US$ 100 millones los beneficios que el arbolado de la ciudad provee por conceptos como mejorar la salud pública, generar hábitat para fauna, absorción de gases de efecto invernadero, entre otros. De hecho, según un reporte del Servicio Forestal de Estados Unidos (2007), “por cada dólar gastado en arboles urbanos públicos, la ciudad de San Francisco recibe US$4.37 en beneficios”, lo cual representa una tremendo retorno en cuanto a la inversión”. Ahora bien, en Bogotá, los cálculos en pérdidas económicas en términos medioambientales pueden ser inmensas, tan solo por el hecho de no contar con un adecuado modelo de manejo; y eso sin contar el dinero que el estado tiene que pagar por acciones legales (demandas) por daño material o pérdida de vidas humanas por casos como caída de árboles, situaciones ligadas casi en un 90% al mal manejo.
De continuar la situación, a futuro se podría presentar un mayor grave caso de detrimento patrimonial y ambiental para la ciudad. Mientras no existan políticas y mecanismos de control adecuados se seguirán despilfarrando cifras millonarias que terminaran en la basura, con un arbolado en peores condiciones y con minimas posibilidades de generar servicios ambientales. La Gestión del Arbolado Urbano de Bogotá hay que analizarla, planificarla y ejecutarla desde una visión integral, interpretando al árbol como un elemento urbanístico, con eficiencia administrativa y operativa, así como un compromiso y pertenencia en todos los niveles.
ACA COLOMBIA
Arborista Certificado ISA
ML-0339A
A la pregunta, si existe un detrimento patrimonial y ambiental en Bogotá con respecto al Arbolado Urbano, la respuesta es muy clara: SI. Y la situación es más grave aun cuando cuantificamos la pérdida económica que estamos percibiendo con respecto a los beneficios ambientales. Para conceptualizar, el ejemplo de la ciudad de San Francisco nos puede ayudar: es estimado anualmente en US$ 100 millones los beneficios que el arbolado de la ciudad provee por conceptos como mejorar la salud pública, generar hábitat para fauna, absorción de gases de efecto invernadero, entre otros. De hecho, según un reporte del Servicio Forestal de Estados Unidos (2007), “por cada dólar gastado en arboles urbanos públicos, la ciudad de San Francisco recibe US$4.37 en beneficios”, lo cual representa una tremendo retorno en cuanto a la inversión”. Ahora bien, en Bogotá, los cálculos en pérdidas económicas en términos medioambientales pueden ser inmensas, tan solo por el hecho de no contar con un adecuado modelo de manejo; y eso sin contar el dinero que el estado tiene que pagar por acciones legales (demandas) por daño material o pérdida de vidas humanas por casos como caída de árboles, situaciones ligadas casi en un 90% al mal manejo.
De continuar la situación, a futuro se podría presentar un mayor grave caso de detrimento patrimonial y ambiental para la ciudad. Mientras no existan políticas y mecanismos de control adecuados se seguirán despilfarrando cifras millonarias que terminaran en la basura, con un arbolado en peores condiciones y con minimas posibilidades de generar servicios ambientales. La Gestión del Arbolado Urbano de Bogotá hay que analizarla, planificarla y ejecutarla desde una visión integral, interpretando al árbol como un elemento urbanístico, con eficiencia administrativa y operativa, así como un compromiso y pertenencia en todos los niveles.
ACA COLOMBIA
Arborista Certificado ISA
ML-0339A